domingo, 7 de mayo de 2017

La tortuga roja #BAFICI2017






















 Esta vez el festival de cine independiente nos permitió disfrutar esta colaboración francesa, belga y japonesa. Dirigido y escrito por Michael Dudok de Wit siendo su debut como director. También siendo la primera coproducción del Studio Ghibli siendo Isao Takahata el productor artístico. 


Un hombre termina en una isla desierta después una gran tormenta. Al encontrar agua y comida, decide armar un balsa de bambú para poder abandonar la isla; sin embargo cada vez que intenta salir al mar algo rompe su transporte. En su tercer intento descubre que una tortuga roja es la que destruye su único modo de huir. Esa misma noche la ve en la orilla y, lleno furia golpea y la voltea. Al día siguiente comienza a armar una balsa mientras se arrepiente de lo que hizo pero ya la tortuga se encontraba muerta. En mitad de la noche, el caparazón se parte y ahora se encuentra una mujer con una cabellera rojiza dentro de ella.


Para enmendar su error, él cuidara de ella y formaran una familia. Su hijo entabla una relación especial con las tortugas. Un día un tsunami golpea la isla y, aunque nadie sale gravemente herido, el bosque de bambú queda destrozado. Después de este suceso el hijo decide que es momento de dejar la isla.



En 2008, Hayao Miyazaki vió Father and Daughter, un cortometraje de Dudok de Wit, y quedó más que encantado deseando co-producir un largometraje en un futuro. Pero dado que el 2013 Miyazaki anunció su retiro, el proyecto paso a manos de Toshio Suzuki, productor, y Takahata, co-fundador del Ghibli. 

  
La decisión de hacer el film sin diálogos fue un acuerdo de ambas partes. Para Michael era un problema e Isao al ver que él tampoco quería incluirlos, recomendó dejar sólo ruidos, gritos y respiraciones para dar humanidad a los personajes. 



Una película que narra la interacción de un hombre con la naturaleza para la supervivencia, así también el respeto a la misma. Y por otro lado, la importancia de la familia y el rol de los progenitores; dejando al niño andar, caerse y levantarse por sí mismo, para que luego pueda vivir en libertad y en aventuras sin arrepentimientos. 



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